No puedo decir hoy -vaya descuido el mío-, qué cosa contiene la botella que lancé ayer al mar.
El acto de arrojarla -aquel que supuse heroico-, nubló el necesario desvelo por los sentidos y las palabras.
Ahora mismo surgen de su interior -de sus entrañas-, los malabares de unos silencios que no hacen más que arrojarme a la bruma.
Leído en las aperturas de loe programas 161 y 347
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