La tierra celebra la lluvia abriéndose a ella y devolviendo en foresta la gentileza dispensada.
Más tarde el sol y el aire le darán continuidad a aquella danza en la que los elementos, a la manera de instrumentos vitales, desgranan la sinfonía multicolor que al tiempo crean y sostienen.
El hombre, mientras tanto y distraídamente, anega, encierra, pavimenta, refracta, pisotea, aniquila. Eficaz lacayo por mandato de las sombras, juega un juego que no le es propio. Y pierde, siempre pierde.
Releo y quisiera escribir, "el hombre celebra la vida abriéndose a ella y devolviendo en más vida la gentileza dispensada."
Tal vez se pueda reescribir esta historia, si es que empezamos a jugar un juego nuestro, propio, uno en el que ganemos todos, y a plena luz del sol.
Leído en las aperturas de los programas 154 y 351
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,